Hay una frase buenísima que no sé de quién saqué, pero que dice "Afírmalo con vehemencia, y abandónalo con ligereza". Me temo que eso ha regido mi vida demasiado los últimos años.
Empecé Comunicación Audiovisual. Primero en Sevilla, y luego en la Complutense. Tuve la ingenua idea de que estábamos alejados del mundo real y de que lo realmente importante era salir a ganarse el pan. Y salí a ganármelo con el sudor de mi frente.Encontré un trabajo incompatible con mi horario de prácticas, así que pasé a la formación a distancia. Concretamente, en la UNED, primero de Sociología.
Al año siguiente, el sudor de mi frente se producía en un departamento de marketing, y la UOC permitía estudiar Publicidad y RRPP a distancia, así que me saqué allí el segundo ciclo.
Así que el trabajo se quedó atrás, y volví a la Universidad. A estudiar un Máster en Análisis Sociocultural de la Comunicación y el Conocimiento. Y me reencontré con mi segunda vocación, la docencia universitaria. Mientras la primera pasaba de periodista a abogada, de abogada a publicista, de publicista a guionista, de guionista a directora de actores, de directora de actores a marketiniana de pro, de marketiniana de pro a bibliotecaria... La docencia seguía firme e invisible en su segundo puesto.
Yo admiro la perseverancia, así que he decidido hacerle un poco de caso.
Me apasiona lo que estamos estudiando y quería compartirlo. Como primer paso.
Así que a ver si ahora que no queda otra, voy y lo hago (esta entrada se publicó originariamente en otro sitio, hace meses, y nunca más se supo. Lo de la perseverancia era una manera de hablar).
Voilà!
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